Hablemos del software libre

En respuesta al artículo GNU o el nuevo comunismo de Francisco Serradilla.

Existen ciertos puntos de vista que no comparto ni de lejos con el autor del artículo y paso a exponer mis razones.

Para empezar, no es cierto que la licencia GPL te obligue a publicar siempre el código fuente de los programas. Si yo descargo la última versión del kernel de GNU/Linux y lo mejoro no estoy obligado a compartir esas mejoras con la comunidad, siempre y cuando lo use de forma privada. Solamente tengo la obligación de publicar esas mejoras si empiezo a distribuir ese kernel mejorado, ya sea de forma gratuita o cobrando por ello.

Por lo tanto podemos enfocar el caso de Cisco desde otro ángulo. Si Cisco hubiera usado sus routers en sus oficinas jamás hubiera estado obligada a publicar el código fuente, ya que estaría en su derecho de usar y modificar el software a su antojo; no olvidemos que es libre. Pero la cosa cambió al poner los routers a la venta, ya que entonces es cuando la licencia GPL obliga a incluir el código fuente en el producto o a hacerlo fácilmente accesible (web por ejemplo) y sobre la misma licencia GPL.

¿Y la licencia LGPL? Según el autor la licencia LGPL no obliga a distribuir el código fuente. Pero entonces, ¿qué nos importa la licencia? Despues de todo el producto final no deja de ser software propietario.

En realidad no existe ningún programa en el mundo que se encuentre en su totalidad bajo la licencia LGPL, o al menos yo no conozco ninguno, sino que lo más normal es encontrar librerías de funciones bajo esta licencia. De esta forma las librerías libres pueden ser usadas por programas propietarios sin obligarles a que todo el conjunto del producto quede bajo los términos de la licencia, como ocurre con la GPL. Sin embargo cada vez son más las librerías que se encuentran bajo la GPL.

¿Y eso por qué? Porque del presupuesto que le damos a un proyecto de software menos del 10% se dedica al desarrollo inicial. El resto del presupuesto se gasta en corregir errores, corregir errores y corregir errores. Y si al final nos ha quedado algo de dinero, se gasta en corregir más errores.

Si una empresa realiza un proyecto de software libre solamente tiene que gastar ese 10% del presupuesto para el desarrollo inicial. Al ser libre, si el proyecto interesa (condición importante) no faltarán voluntarios que corrijan errores y mejoren el programa de una forma que jamás se conseguiría con un desarrollo cerrado. ¡Y gastando sólo el 10%! Si nuestra empresa es incapaz de sacar rentabilidad y beneficios a esa situación no es por culpa del software libre, sino que es culpa de los propios empresarios por no saber hacer su trabajo.

Entonces, ¿puedo vivir del software libre? Bueno, Stallman lo hace. Linus Torvalds dejó su trabajo en Transmeta para dedicarse por completo al software libre. ¿De qué vive su familia? Icaza, Allan Cox, etc, etc. Desarrollando software libre se puede ganar mucho dinero, es un hecho. Pero claro, eso no quiere decir que conseguirlo sea fácil.

Y eso es así porque el software libre es cualquier cosa menos comunismo. En el mercado del software libre todas las empresas cuentan en principio con los mismos productos para distribuir y las novedades que hoy tiene uno mañana las tienen todos. La competencia es altísima y las empresas grandes del mercado nunca tienen asegurada su porción de mercado sino que se la tienen que ganar todos los días. Al mismo tiempo una nueva empresa siempre tendrá la oportunidad de enfrentarse a los grandes, y si es mejor, ocupará su puesto.

Señores, eso no es comunismo sino que es capitalismo en estado puro. Los seguidores de Darwin lo llamarían evolución. En el software libre sólo los mejores sobreviven.